Lectura evangelio Juan Jn 1,6-8.19-28 Testigo de la luz

La lectura del evangelio del tercer domingo de adviento de 2023 (Jn 1,6-8.19-28) nos habla de Juan el Bautista y como es testigo de la luz.

Lectura del evangelio según san Juan (Jn 1,6-8.19-28)

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?»
Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.»
Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?»
El dijo: «No lo soy.»
«¿Eres tú el Profeta?»
Respondió: «No.»
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor», como dijo el profeta Isaías.»

Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Comentario al evangelio del tercer domingo de adviento

La lectura del evangelio presenta la figura de Juan el Bautista desde el punto de vista de su época y lo va a hacer presentando confrontación entre él y cierto grupo de sacerdotes que se oponen a su testimonio. Esta oposición va a hacer que su palabra vaya siendo más clara a cada momento.

Testigo de la luz

El relato del evangelio continúa al prólogo del Evangelio de Juan («Al principio existía la palabra…»), en este prólogo se presenta una contraposición muy marcada de la luz frente a las tinieblas. La luz verdadera es la palabra hecha carne, Jesucristo, a quien también nombra el prólogo como «la vida». Y como parte de quienes se dejan iluminar por esta luz verdadera tenemos a Juan el Bautista, al que reconoce como «testigo de la luz». La lectura de hoy nos presenta ese testimonio que lo convierte en testigo de la luz.

¿Tú quién eres?

Estos opositores de Juan le preguntan «¿tú quién eres?». Y no es una duda acerca de su nombre, sino que están cuestionando su predicación sobre el arrepentimiento, sus acciones de bautizar y reclamar un cambio de vida.

Juan no quiere ocupar ningún lugar de poder, ni identificarse a si mismo como ningún mesías, y ante la insistencia de las preguntas se identificará con la voz que apare en la profecía de Isaías. La voz que grita una nueva noticia y a la vez llama a prepararse para quien está por llegar después.

Jesús y Juan el Bautista

Aunque no lo podemos saber con exactitud, los evangelios nos dan pistas de que el movimiento de Jesús y sus discípulos surgió desde dentro o de forma muy relacionada con el de Juan el Bautista. Y es a partir de la muerte de este cuando la misión de Jesús toma una identidad propia ya diferente de la de Juan.

Desatar la correa de las sandalias

Los relatos de los evangelistas refuerzan la idea de Juan como una figura de profeta que se retira para dar paso a Jesús:

  • Un bautizo de agua, frente algo definitivo que vendrá después
  • Hablar de «el que viene detrás de mi»
  • «No soy digno de desatarle la sandalia»: Una frase que puede explicarse como acto de humildad, o atendiendo al Antiguo Testamento como símbolo del derecho de matrimonio.

¿Qué nos puede decir hoy este evangelio?

La figura de Juan nos puede cuestionar nuestras actitudes. Una persona ejemplar, que sabe cómo no anunciarse a si mismo, sino a Jesús. Alguien que sabe estar por encima de apariencias, que tiene un respeto de todo el pueblo por su forma de actuar, no por su dinero o su posición de poder.

Orar con la lectura del evangelio

DETENTE de nuevo este domingo en la figura de Juan. Déjate alcanzar por sus palabras, las de quien se sabe enviado, las de quien se reconoce instrumento de Dios que allana y prepara el camino. Son palabras que no buscan reconocimiento sino poner el foco en quien es verdaderamente fuente de vida y de misericordia.

RESPIRA trata de imaginar esta escena. Deja que cada detalle te impacte y puedas así saborear la hondura de este acontecimiento.

AGRADECE la presencia de tantos enviados y enviadas de Dios. Personas que desde su fragilidad y realidad limitada son signo de Dios en este mundo tan necesitado de esperanza y compasión.

Reflexión con el evangelio de Juan: testigo de la luz

  • ¿Estoy implicado en el anuncio de Jesús? ¿Qué hago para vivir su presencia en mi vida?
  • ¿Quién soy yo? ¿Me tengo por el centro del mundo o acepto mi papel de intermediario?
  • ¿Me siento libre para comunicar libertad y vida a los que me rodean?
  • En los momentos en que ayudo y colaboro con otros ¿sé cuando quitarme de en medio para no ser yo el protagonista?
  • ¿De qué manera podría ir allanado las sendas de Dios en tu realidad concreta?

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