Lecturas domingo de adviento 2025. Ciclo A

Estas son las lecturas de domingo de Adviento del año 2025, que se corresponde con el Ciclo A de los Tiempos Litúrgicos.

En el Adviento nos preparamos para la celebración de la Navidad, así que tenemos cuatro semanas donde los textos de la biblia nos introducen al misterio de la Encarnación. Dios que se hace uno como nosotros, que busca y abraza todo lo humano y esto es una experiencia para orar y reflexionar.

Dios en Persona viene a hablarnos sobre sí mismo y a mostrarnos el camino por el cual es posible alcanzarlo.

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Primer domingo de Adviento de 2025. 30 de noviembre de 2025

Comentario a las lecturas

Comenzamos el Adviento como una invitación a vivir algo nuevo, porque necesitamos refrescar nuestra mirada y forma de vivir, despertar aquello que hemos dejado dormido y ya olvidado.

Las lecturas del adviento nos invitan en primer lugar a dar esa mirada descansada y esperanzada, a una ruptura con la rutina que nos lleve a un nuevo encuentro con nuestro Dios que viene a nuestro encuentro.

La lectura de Isaías es un gran anuncio de cambios que se producen cuando se camina bajo la luz del Señor. De la misma manera el fragmento que leemos de la carta a los Romanos nos invita a dejar las obras de las tinieblas y tomar las armas de la luz.

En el evangelio, Jesús nos invita a tener una vida alerta y despierta. No nos detengamos en los ejemplos que nos muestra en su relato de lo que ocurría en tiempos de Noe, igual que no son importantes los ejemplos que aparecen en la carta a los Romanos porque el egoísmo, la soberbia o el exceso se presenta de muchas maneras. Todos podemos distinguir lo que son obras de la oscuridad, igual que todos podemos caer en un adormecimiento que nos impida reaccionar ante la injusticia.

Mientras la lectura de Isaías nos habla de qué debemos esperar, cuál es la promesa, el evangelio se centra en cómo debemos esperar, en cuanto a nuestra actitud básica. La carta a los romanos entra en más detalla, concretando qué debemos hacer o evitar mientras estemos en esa espera.

Por lo tanto, busquemos para nuestra vida diaria las armas de la luz.

Primera Lectura: Lectura del Profeta Isaías (Is 2,1-5)

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.

Salmo 121, 1-2. 3-4a. 4b-5. 6-7. 8-9

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor,
nuestro Dios, te deseo todo bien. R/.

Segunda Lectura: Lectura de la carta a los Romanos (Rm 13,11-14)

Hermanos, comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz.
Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo.

Comentario al Evangelio: Estad en vela, no sabéis qué día vendrá el Señor (Mt 24,37-44)

Lectura del Evangelio según San Mateo (Mt 24,37-44)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

Segundo domingo de Adviento de 2025. 7 de diciembre de 2025

Comentario a las lecturas

El tiempo de Adviento, nos prepara para lo más insólito, Dios cumpliendo su palabra y como resultado, entrando en este mundo haciéndose uno de tantos. Las cosas ya no podrán ser como siempre.

Isaías, en medio de la aflicción de este mundo es capaz de ver lo imposible, y de esperar un futuro y anunciarlo para que los demás no perdamos tampoco la esperanza. La lectura es breve, pero concentra una varias imágenes con mucha fuerza.

El extracto de la carta a los romanos se centra por un lado en el valor de las escrituras, para recordarnos a continuación que la vida de Jesús hizo que se cumplieran las promesas de los profetas.

El evangelio nos sitúa a Juan como la voz que grita en el desierto. El desierto tiene una carga simbólica muy fuerte en las escrituras. En nuestra mentalidad actual, que quizá no hemos visto ni de cerca algo que se parezca a un desierto, podemos entenderlo como un lugar de fuerte soledad, de gran dificultad, donde es muy fácil perderse, donde se producen espejismo: visiones engañosas que nos confunden y desesperan. En medio de este desierto resuena un anuncio con fuerza: preparar el camino al Señor, porque ya viene.

Primera Lectura: Lectura del libro de Isaías (Is 11,1-10)

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.

Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

Salmo 71,1-2.7-8.12-13.17

R/. Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

Segunda Lectura: Lectura de la carta a los Romanos (Rm 15,4-9)

Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre.»

Comentario al Evangelio: Convertíos el Reino está cerca (Mt 3,1-12)

Lectura del Evangelio según san Mateo (Mt 3,1-12)

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.»
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo: ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: «Abrahán es nuestro padre», pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.

Tercer domingo de Adviento de 2025. 14 de diciembre de 2025

Comentario a las lecturas

En el camino del Adviento llegamos al tercer domingo, conocido como domingo de Gaudete.

La lectura de Isaías continúa con el tono que ha tenido todo el Adviento, realmente un relato de esperanza, de un mundo nuevo lleno de señales del fin del sufrimiento.

La lectura de la carta de Santiago anima mantener la paciencia de los cristianos asegurando que la venida del Señor, y por lo tanto del final de los tiempos es inminente. Esta impaciencia o desesperanza es la que con todo, comienza a afectar a Juan el Bautista en el pasaje del Evangelio.

En el relato, Juan el Bautista ya apresado por el poder político, envía emisarios a Jesús con la pregunta «¿eres tú el que ha de venir?». La respuesta de Jesús es sencilla, basta con observar los signos del cumplimiento de la profecía.

Primera Lectura: Lectura del libro de Isaías (Is 35,1-6a.10)

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

Salmo 145,7.8-9a.9bc-10

R/. Ven, Señor, a salvarnos

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

Segunda Lectura: Lectura de la carta del apóstol Santiago (San 5,7-10)

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Comentario al Evangelio: ¿Eres tú el que ha de venir? (Mt 11,2-11)

Lectura del Evangelio según san Mateo (Mt 11,2-11)

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Jesús les respondió: Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: ¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: «Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.» Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

Cuarto domingo de Adviento de 2025. 21 de diciembre de 2025

Comentario a las lecturas

Llegamos al cuarto domingo de este recorrido de adviento con unas lecturas que nos hablan muy directamente del nacimiento del mesías. Si en anteriores domingos teníamos anuncios de una venida de los últimos tiempos, ahora tenemos referencias a un acontecimiento en nuestra historia.

La lectura de Isaías pone en boca del mismo Dios un anuncio de un nacimiento improbable, una joven dará a luz un hijo cuyo nombre será «Dios con nosotros». La lectura de la carta a los Romanos explica el nacimiento de Jesucristo como cumplimento de la promesa, incluso por encima de las expectativas, porque es realmente Hijo de Dios.

Por último el evangelio se centra en José, que recibe mediante un sueño el mensaje de Dios donde afirma que ese hijo será el cumplimiento de la promesa.

Primera Lectura: Lectura del libro de Isaías (Is 7,10-14)

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».»

Salmo 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

Segunda Lectura: Lectura de la carta a los Romanos (Rm 1,1-7)

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Comentario al Evangelio: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo (Mt 1,18-24)

Lectura del Evangelio según san Mateo (Mt 1,18-24)

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.

Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

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