Oración por la paz. Camino de misericordia y justicia

Ofrecemos una oración por la paz, para utilizarla en estos momentos tan confusos y terribles donde la palabra guerra resuena en cada esquina.

Para hacer la oración en grupo podemos preparar una o varias velas que se encenderán durante el canto «En nuestra oscuridad» tras la invocación al espíritu. Además, tendremos listas una pequeña vela por participante que se encenderán en el gesto de compartir.

En la oración están todos los textos que la persona que se encargue de animar la oración de grupo puede leer en voz alta, o si se trata de una oración personal nos sirven como ayuda para la disposición a la oración.

Introducción ¿por qué hacer una oración por la paz?

Sabemos que la paz es necesaria en nuestra sociedad para garantizar el bienestar y una vida de calidad, ¿qué podemos hacer con una oración por la paz?

Jesús nos promete la paz: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo».

Pero la paz necesita el esfuerzo de cada persona, en primer lugar trabajando para ponerla en marcha como resuena todavía en el sermón de la montaña: «dichosos los que trabajan por la paz».

También es necesario pedir y rezar por la paz. Pedimos por las personas que sufren la violencia y orando por ella de forma comprometida ayudamos a nuestro corazón a estar más predispuesto.

Orar por la paz necesita del deseo expreso de trabajar por ella y por la justicia. Justicia y paz van unidas, no puede existir la una sin la otra

Comenzamos nuestra oración con las palabras del salmo 85:

El Señor propone la paz a su pueblo, a sus leales, a los que recobran la esperanza. Ya se acerca su Salvación a sus fieles, para que la Gloria habite en nuestra tierra. Bondad y Lealtad se encuentran, Justicia y Paz se besan

Salmo 85

Invocación al espíritu

Padre, en este momento de oración, ayúdanos a tener el corazón abierto a tu amor.

Señor Jesús, tú que estás en medio de nosotros cuando nos reunimos en tu nombre y que vas a estar con nosotros hasta el final de los tiempos, ayúdanos con tu presencia en estos momento difíciles.

Espíritu Santo, haznos capaces de llevar la paz allí donde hay conflicto, y de permitir que un reflejo de la compasión de Dios se haga visible por medio de las vidas que llevamos. Sí, enséñanos a amar y a decirlo con nuestra vida.

Hermano Roger de Taizé
orar por la paz

Canto inicial: En nuestra oscuridad

En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor, de tu amor Señor.

En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor, de tu amor Señor.

Lectura de la carta a los Filipenses (Flp 4 1.4-9)

Así que, hermanos queridos y añorados, gozo y corona mía, manteneos así fieles al Señor, queridos míos. Tened siempre la alegría del Señor; lo repito, estad alegres. Que todos reconozcan vuestra bondad. El Señor está cerca. Nada os preocupe. Al contrario, en vuestras oraciones y súplicas, con acción de gracias, presentad a Dios vuestras peticiones. Y la paz de Dios, que supera la inteligencia humana, custodie vuestros corazones y mentes por medio de Cristo Jesús.

Salmo 4

Leemos juntos el salmo 4:

Cuando te llamo, respóndeme, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste holgura,
ten piedad de mí, escucha mi oración.

Señores, ¿hasta cuándo será ultrajado mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis la mentira?
Sabedlo: el Señor honra al que le es fiel,
el Señor me escucha cuando lo llamo.
Temblad y dejad de pecar,
reflexionad en el lecho y guardad silencio;
ofreced sacrificios legítimos y confiad en el Señor.

Muchos dicen: ¿Quién nos hará ver la dicha
si la luz de tu rostro, Señor, se ha alejado de nosotros?
En el corazón me has infundido más alegría
que si abundara en grano y en mosto.
En paz me acuesto y al punto me duermo,
porque sólo tú, Señor, me haces vivir tranquilo.

Canto

Tu palabra me da vida
me levanta y me hace caminar.

Tu palabra me sostiene
me da fuerzas para no dar marcha atrás.

Lectura evangelio según San Juan (Jn 16, 20-24.33)

Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis mientras el mundo se divierte; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. Cuando una mujer va a dar a luz, está triste, porque le llega su hora. Pero, cuando ha dado a luz a la criatura, no se acuerda de la angustia, por la alegría de haber traído un niño al mundo. Así vosotros ahora estáis tristes; pero os volveré a visitar y os llenaréis de alegría, y nadie os la quitará. Aquel día no me preguntaréis nada. Os aseguro que lo que pidáis a mi Padre, os lo dará en mi nombre. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he dicho esto para que gracias a mí tengáis paz. En el mundo pasaréis aflicción; pero tened valor: yo he vencido al mundo.

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Gesto y compartir la oración por la paz

Señor, en esos momentos en que nos falta paz, como faltaba el vino en las bodas de Caná, confiamos en ti para que nos ayudes a recuperar la alegría y a sanar el sufrimiento de nuestros hermanos.

Que sepamos ser luz en la tiniebla, que sepamos ser apoyo para el otro.

En estos momentos en que la guerra y la violencia triunfan, te pedimos que se restaure la paz. Y te pedimos que nos ayudes a entender, a perdonar, y a acoger; a ser refugio.

Podemos ahora compartir en voz alta lo que la oración ha suscitado en nuestro corazón: una petición, un eco de las lecturas… y cuando lo hagamos, encender una vela con el deseo de ser luz en la tiniebla y apoyo para el otro.

Oración por la paz

Señor Jesús, ante ti quiero volcar el espanto por el horror y el error de la guerra.
Me sangra el corazón por los ayes del sufrimiento de miles de seres humanos
que se ven envueltos en un conflicto que no quieren ni han creado.

Ante ti, Señor, me pregunto: ¿Qué precio tiene la paz?, ¿a qué acciones nos reta?
Ayúdanos, Señor, a humanizar la sociedad, abriendo nuestro corazón
a una cultura de la ternura y la paz, favorecedora de bienestar social.

Para que la paz sea eficaz, todos debemos comprometernos
con actitudes auténticas de sana humildad.
Una actitud del corazón y una comprensión de la mente
que deja a los otros ser ellos mismo, con todos los derechos de ser humanos.

Dios Padre de todos, danos ojos grandes para ver y mirar a los demás
como hermanos y hermanas a quienes debemos solo amar y respetar.
Y saca de nuestro interior la violencia
y el gesto amenazador que hiere y aplasta a los demás.

Tú nos dices: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.
No se turbe vuestro corazón ni se acobarde”
Que tu Espíritu nos infunda la serena confianza.
Tú fuiste víctima de la violencia que te llevó a la muerte en cruz.
Que tu resurrección nos lleve a realizar el sueño amoroso de la paz
y de la felicidad que Dios quiere para sus hijos e hijas amadas.

Canto final: nada te turbe

Nada te turbe, nada te espante,
quien a Dios tiene, nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante,
solo Dios basta.

Final

Finalizamos con un Padrenuestro rezado por todos juntos.

Hemos concluido nuestra oración por la paz. Gracias a todos por vuestra participación, recordemos que ahora terminemos este momento de oración, la paz es un trabajo de todos y nuestra acción de orar por la paz no debe detenerse. ¡Tengamos nuestro corazón estos días siempre activo pidiendo por la paz!

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