Ministerio laical de catequista: explicación, novedades y rito

El ministerio laical de catequista es una nueva realidad de la iglesia creada por el Papa Francisco en mayo de 2021, con un rito publicado en diciembre y utilizado por primera vez por el mismo Papa en enero de 2022.

El papa Francisco promulgó este nuevo ministerio a través del documento Antiquum ministerium. La Congregación para el Culto Divino publicó el nuevo rito en diciembre de ese mismo año para que a partir del 1 de enero de 2022, las Conferencias Episcopales pudieran aprobarlo y ponerlo en práctica.

Para predicar con el ejemplo, el 23 de enero de 2022, el papa Francisco celebró por primera vez el nuevo rito. Durante la celebración de la eucaristía confirió a laicos y laicas de diferentes países del mundo el ministerio de Catequista (junto al de lectores, que también se realizó en la misma celebración).

Tal y como el Papa comento, «en esta celebración, algunos de nuestros hermanos y hermanas son instituidos lectores y catequistas”, “están llamados a la tarea importante de servir el Evangelio de Jesús, de anunciarlo para que su consuelo, su alegría y su liberación lleguen a todos”.

Las Conferencias Episcopales deben hacer efectivo el ministerio lailcal de Catequista promulgado en el Antiquum ministerium, estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él.

¿Qué es el ministerio de catequista?

Este ministerio es un servicio que se presta a la parroquias y diócesis siguiendo las necesidades pastorales y los criterios indicados por el obispo. Se trata de un ministerio de naturaleza laical.

Es un ministerio laical que parte de la condición de ser bautizados y del sacerdocio real recibido en el Sacramento del Bautismo (diferente del ministerio ordenado recibido en el Sacramento del Orden.)

El ministerio tiene la característica de estable:

  • de forma similar a los ministerios de lector y acólito
  • está presente de forma firme y permanente en la iglesia
  • los laicos y laicas con las características adecuadas de edad y formación pueden ser admitidos para ejercerlo de forma continua y duradera

Los catequista son corresponsables en la Iglesia local para el anuncio y la transmisión de la fe. En su tarea necesitan profundizar en su relación con Jesucristo, para conducir a otros a ese amor del Padre y la vida en el Espíritu.

En cuanto a los requisitos, pueden ser admitidos hombres y mujeres de fe profunda y madurez humana, capaces de acogida, generosidad y vida de comunión fraterna, con la debida formación bíblica y teológica para el ministerio, que hayan recibido los sacramentos de la iniciación cristiana. Cada candidato debe primero presentar una petición escrita y firmada libremente a su obispo.

¿Por qué es importante el ministerio laical de catequista?

El ministerio de catequista da forma y hace presente una realidad existente en la iglesia y fundamental en su día a día, la de todas las personas que trabajan en grupos de niños y jóvenes, en catequesis de iniciación o de pastoral de mantenimiento. Animadores de grupos y evangelizadores que realizan su tarea año tras año y son piedras sobre la que se construyen las comunidades locales.

¿Qué dice el papa sobre los catequistas? Resumen de Antiquum ministerium

Presencia del ministerio en la iglesia

El ministerio de Catequista se encuentran en los escritos del Nuevo Testamento como servicio de la enseñanza. Una enseñanza que permite dar solidez y fuerza a cuantos ya han recibido el Bautismo.

En la Iglesia siempre ha habido una presencia activa de bautizados que trabajan para transmitir la enseñanza de los apóstoles de forma permanente y de acuerdo a las diferentes circunstancias de la vida.

Son catequistas capaces y constantes que están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe.

El Concilio Vaticano II insistió en la importancia del compromiso del laicado en la obra de la evangelización y todos los documentos de la iglesia han seguido profundizando en la necesidad de que laicos y laicas nos comprometamos en las tareas de catequesis.

Necesidad de oficializarlo

El Espíritu llama hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana.

El reconocimiento del ministerios laical del catequista apoya a los laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis. Es una forma de enriquecer la vida de la comunidad cristiana capaces de contribuir a la transformación de la sociedad.

Cada bautizado puede escuchar la voz del Espíritu que siempre está presente. De esta forma despertar el entusiasmo personal y reavivar la conciencia de estar llamado a realizar una misión propia en la comunidad.

Características del catequista y su misión

En primer lugar el Catequista debe manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe.

Este servicio puede desarrollarse en cualquiera de las diferentes etapas:

  • el primer anuncio que introduce al kerygma
  • la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo
  • la preparación a los sacramentos de la iniciación cristiana
  • la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a «dar dar razón de su esperanza»

El Catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia.

Esta identidad que sólo puede desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad

Por otro lado, este ministerio es completamente vocacional y requiere un discernimiento. Es un servicio estable que se presta en la diócesis, parroquia o comunidad según las necesidades pastorales identificadas por el obispo, pero realizado de manera laical como lo exige la naturaleza misma del ministerio.

Por último, las características deseadas para los hombres y mujeres llamados al ministerio laical de Catequista son:

  • profunda fe y madurez humana
  • participación activa en la vida de la comunidad cristiana
  • acogedores, generosos y que vivan en comunión fraterna
  • que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe
  • que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis
  • colaboradores de los sacerdotes y los diáconos, dispuestos a ejercer el ministerio donde sea necesario
  • animados por un verdadero entusiasmo apostólico

El rito, descripción general

De forma complementaria al documento Antiquum Ministerium, se ha publicado el rito para el nombramiento, que también debe ser publicado por las conferencias episcopales. Se presenta aquí un resumen de este rito.

El Rito puede tener lugar durante una misa o celebración de la Palabra de Dios (a continuación se indican las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento) y seguirá el patrón de: exhortación, invitación a la oración, texto de bendición y entrega de el crucifijo.

El rito ofrece una nueva oportunidad de reflexión sobre la teología de los ministerios para desarrollar la visión en la Iglesia de las distintas realidades ministeriales.

celebración ministerio catequista enero 2022
Primera celebración ministerio de catequista. Roma enero de 2022

El rito incorporado en la celebración de la eucaristía

En cuanto a la celebración de la eucaristía, se prepara y comienza de forma habitual. Hay que preparar la cruz para ser entregada a los catequistas. En la celebración se utilizarán las lecturas propias del rito.

Desde los ritos introductorios hasta la lectura del evangelio incluido la eucaristía se desarrolla de forma habitual.

Una vez leído el Evangelio con el obispo o celebrante sentado, el diácono o presbítero designado al efecto llama a los candidatos, diciendo: «Que vengan a ser instruidos los que están en el ministerio de los catequistas.»

Los candidatos son llamados por su nombre y cada uno responde: «Aquí estoy.»

Homilía

A continuación el obispo o celebrante explicando tanto las lecturas proclamadas como el ministerio del catequista. Después de la homilía, concluye con estas u otras palabras similares, dirigidas a los candidatos:

Queridos hijos e hijas

El Señor Jesucristo, antes de su regreso al Padre, mandó a sus discípulos a predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Desde el día de Pentecostés, la Iglesia, sostenida por el Espíritu Santo, ha cumplido fielmente este mandato, en todo tiempo y lugar, transmitiendo la fe y el ejemplo a través de las palabras de innumerables testigos. El Espíritu mismo no cesa de enriquecer a la Iglesia con la variedad de sus carismas para el bien común.

Como miembros de Cristo y por el bautismo, sacerdote, profeta y rey ​​, todos los bautizados tienen su papel activo en la vida y actividad de la Iglesia. Algunos, entre ellos, reciben una llamada especial de la Iglesia para formarse en los ministerios.

Ahora bien, vosotros, que ya os dedicáis al trabajo diario en la comunidad cristiana, estáis llamados al constante ministerio de los catequistas, a vivir con mucha alegría el ministerio de los Apóstoles, según el ejemplo de aquellos hombres y mujeres que ayudaron a Pablo y a otros apóstoles para difundir el Evangelio.

Vuestro ministerio debe estar siempre en lo más profundo de la vida de oración, edificado sobre sanas enseñanzas y animado por auténtico celo apostólico.

Debéis asociar vuestro trabajo a los ministros de la fe, vuestros compañeros y maestros que enseñan en nombre de la Iglesia, debéis trabajar junto a los ministros ordenados en las diversas formas del apostolado, enviados por Cristo.

Bendición de los catequistas

Después del discurso, el obispo o celebrante se levanta, y todos con él. Para continuar los candidatos doblan sus rodillas ante él. Al mismo tiempo el obispo invita a los fieles a orar diciendo, con las manos juntas:

Señor, te pedimos tu bendición
para nuestros amados hermanos y hermanas
a quienes elegiste para servir como catequistas
y, que apoyados por la gracia del Bautismo
confirmen fielmente el ministerio en nuestra Iglesia.

Tras un momento de oración en silencio, el obispo, de pie y con las manos extendidas, dice la oración de bendición sobre los candidatos:

Padre
Tú que nos haces partícipes de la misión de tu Hijo Cristo
y alimentas los múltiples dones del Espíritu a tu Iglesia,
bendice a estos hijos e hijas tuyos
elegidos para el ministerio de los catequistas.

Te suplicamos que les concedas vivir enteramente su bautismo,
trabajando con sus pastores
en diferentes tipos de apostolado
para construir tu reino.

Por Cristo nuestro Señor.

R/. Amén.

Entrega de la cruz

Luego todos se sientan. Los candidatos se levantan y se acercan al obispo, quien entrega la cruz a cada uno, diciendo:

Recibe este signo de nuestra fe
símbolo de la verdad y el amor de cristo
y proclámalo en tu vida
con tu comportamiento y palabra.

El catequista responde:

Amén.

Mientras tanto, especialmente si hay muchos candidatos, se puede cantar el salmo 98 o cualquier otro cántico adecuado.

Al final, la eucaristía continúa y finaliza de forma habitual, teniendo en cuenta, por ejemplo para pedir en en las peticiones por los catequistas recién instituidos.

El rito como celebración de la palabra

La celebración puede comenzar antes del saludo o celebrante con un canto apropiado.

Oración inicial:

Dios, que enseñaste a los ministros de tu Iglesia
a no ser servido, sino servir a los hermanos,
te pedimos que les concedas, astucia en la acción,
mansedumbre en su ministerio ministerio y la constancia en la oración.

Por Cristo nuestro Señor.

R/. Amén.

La liturgia de la palabra se realiza de la misma manera que en eucaristía, con cantos convenientemente insertados durante las lecturas.

La institución y bendición de los catequistas se hace con las mismas indicaciones que para la eucaristía.

El rito de institución concluye con la Oración Universal y el Padrenuestro. Para la oración final el obispo o celebrante, extendiendo las manos, saluda al pueblo, diciendo:

El senor este contigo.

R/. Y con tu espíritu.

La paz de Dios
mantenga vuestros corazones y mentes
en el conocimiento y amor de Dios
por nuestro Señor Jesucristo.

R/. Amén.

Que Dios todopoderoso te bendiga

haciendo tres veces la señal de la cruz sobre el pueblo, añade:

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

todos responden

R/. Amén.

Entonces el diácono, con las manos juntas, dice en dirección al pueblo:

Id y servid a la Iglesia de Dios.

R/. Demos gracias a Dios.

Lecturas para el rito

Antiguo Testamento

  1. Éx 3, 1-6 9-12: «Estaré contigo».
  2. Is 52, 7-10: «Todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios».
  3. Sab 13,1-9: «Si supieron estimar la edad, ¿cómo no hallaron al Señor de ésta?»

Nuevo Testamento

  1. Hechos 18:23-28: «Apolo mostró a través de las Escrituras que Jesús es el Cristo».
  2. 1 Cor 1, 22-31: «Predicamos a Cristo crucificado».
  3. Fil 4,4-9: «Aquello que es casto, en esto pensad».

Salmo

  1. Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11

R/ (cf. 5a): Tú, Señor, eres parte de mi herencia.

  1. Sal 18:2-3. 4-5

R/ (5a): Su sonido ha salido por toda la tierra.

  1. Sal 99, 2.3.4.5.

R/ (3c): Somos su pueblo y las ovejas de su prado.

Aleluya y versículo

  1. Yo soy la luz del mundo, dice el Señor. El que me sigue no andará en tinieblas.
  1. El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor, y donde yo estoy estará mi servidor

Evangelio

  1. Lc 12, 39-48: «A quien mucho se le dio mucho, mucho se le exigirá».
  2. Jn 12, 44-50: «Yo soy la luz que he venido al mundo, para que quien crea en mí no se quede en tinieblas».

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Foto Siciliani-Gennari/SIR