Jesús llama a Dios, Padre

Jesús llama a Dios, Padre, o más bien «papá» o «papi».

No es solo que lo considere su Padre, sino la familiaridad con la que trataba con él. Además, también nos invita a considerarlo a todos padre o madre nuestro.

Dios como padre o madre, una novedad que trae Jesús

En la biblia aparece más veces la imagen de Dios como Padre, que nos conoce y cuida de nosotros, también se recurre a la imagen maternales para representar el amor que Dios nos tiene.

Sin embargo, es en los evangelios cuando Jesús con más insistencia hablará de Dios como Padre. Jesús llama Padre a Dios en muchas ocasiones, y más aún, nos invita a todos a llamarle así en la oración que todos hemos repetido muchas veces: «padre nuestro…»

Esa familiaridad de Jesús con Dios pudo ser una de las causas que le llevó a ser condenado a muerte. ¿Es para nosotros Dios así de familiar? Mientras Jesús usaba la expresión «abba», más parecida a «papá», nosotros en el «padrenuestro» parece que no nos atrevamos a tanto y lo dejamos en un «padre» que suena un poco más formal.

¿Qué es para mi un padre y una madre?

Si Jesús llama a Dios Padre, nuestra imagen de Dios puede verse influida por lo que en nuestra vida suponen nuestro padre y madre reales. Es importante que reflexionemos:

  • ¿Cómo creo que debe ser una relación entre un padre, una madre y su hijo o hija? ¿Cómo es la que yo tengo?
  • ¿Qué características pienso que debe tener un padre? ¿y una madre?

¿Cómo es el Dios Padre de Jesús?

Tenemos una lectura en el evangelio de Lucas con la que Jesús nos explica qué características tiene Dios como Padre.

La parábola del padre misericordioso: Lucas 15,11-24

Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.» Y él les repartió la hacienda.

Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.

Y entrando en sí mismo, dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.» Y, levantándose, partió hacia su padre.

Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: «Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.» Pero el padre dijo a sus siervos: «Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.»

Y comenzaron la fiesta.

Reflexionamos sobre la lectura

Pongámonos en el lugar de ese padre. Un hijo nos pide su parte de la herencia. Le entregamos una parte de lo que tiene la familia… ¡y poco después no le queda nada! Vuelve a casa sin nada…

Pensemos ¿cómo actuaríamos nosotros como padre o madre de ese hijo?

Pues Dios Padre… está esperando que vuelva, corre hacia él cuando lo ve desde lejos, no le deja acabar de hablar y le devuelve a su anterior situación como si nada hubiera ocurrido…

¿No es emocionante tener este Padre, tal y como le llama Jesús ?

Ejercicio propuesto

En un lugar en el que puedas estar con tranquilidad y comodidad, reza un Padre Nuestro. Hazlo lentamente, parándote en cada frase.

Elige una frase que te llame la atención. Busca una imagen o dibujo (o si puedes hacerlo tú, adelante) que represente la frase que has escogido.

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